domingo, 11 de junio de 2017

REDES SOCIALES Y SALUD: INFLUENCIA EN PROFESIONALES Y PACIENTES. Y IV.

Las Redes Sociales tienen su lado oscuro.

En 2009, una estudiante de enfermería estadounidense fue expulsada de la facultad por publicar comentarios irrespetuosos en las redes sociales, alusivos a sus pacientes.

Del otro lado, y en un entorno más cercano, no son infrecuentes las situaciones, en las que el paciente nos transmite una información médica adquirida en internet, de forma directa o indirecta (proporcionada por familiares, vecinos o…”amigos”), y que es radicalmente opuesta a lo que el paciente realmente necesita. Tampoco es excepcional la presión mediática, ejercida de forma injusta sobre instituciones o profesionales, imbuida de una impunidad, en la que la difusión es máxima y el rigor mínimo, con consecuencias a veces demoledoras en la confianza de los usuarios en el Sistema Sanitario Público y en los profesionales que lo integran.

¿Qué riesgos tiene el uso de las redes sociales en profesionales y pacientes?

En la literatura científica, hay algunas revisiones que analizan este tema. Según estos trabajos, los peligros del uso de redes sociales en la salud, podrían clasificarse, de forma general, en tres categorías:

- Información de muy escasa calidad a la vez que fácilmente accesible. Es la limitación más importante. Según revisiones recientes, los autores que escriben sobre Medicina en Internet, son en su gran mayoría desconocidos en el ámbito científico y sus referencias son muy limitadas. Además, si la Medicina Basada en la Evidencia –en principio, la que tiene a una mayor rigurosidad científica- intenta depreciar el valor de la información “anecdótica”, evitando así conclusiones erróneas, en Internet, frecuentemente ocurre exactamente lo contrario, se enfatiza la anécdota y se fundamenta la información en la misma. Como dice Nicholas Carr en su libro “¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? Superficiales”, “la Red atrae nuestra atención solo para dispersarla”. Así mismo, los internautas (profesionales o usuarios) también pueden verse influidos por información sesgada y con conflicto de intereses.

- Daño de la imagen profesional. Las redes sociales permiten que de forma instantánea se transmitan “primeras impresiones” (a veces basadas en fotos, video o audios), en muchos casos no contrastadas o que no son exponente de la realidad “general” y que pueden implicar una imagen desfavorable de profesionales e instituciones. Algunos profesionales están empezando a utilizar “Google Alerts” que, de forma gratuita, pueden informarles de cualquier contenido on-line en el que se los mencione. “La interactividad de la Red no hace sino amplificar estos efectos”, dice Nicholas Carr y así, “nuestra posición social siempre está en juego, en riesgo”.

- Vulneración de la privacidad de los usuarios. Publicar o escribir sobre pacientes, preservando absolutamente la confidencialidad, a veces no es tan fácil como parece. En 2013, se KC Cheretien KC y T Kind publicaron un trabajo que analizaba la confidencialidad de los blogs sanitarios con información clínica. En un 42% de ellos hablaban sobre pacientes concretos. En el 17% de ellos, personal no experto identificó de qué paciente se trataba.


La tarde del 18 de abril de 1775, Samuel Johnson, una de las figuras literarias más importante de Inglaterra, de prosa inigualable (“el mejor crítico literario en lengua inglesa”) visitaba la mansión, a orillas del Támesis, del poeta británico Richard O. Cambridge. Fue recibido en la biblioteca y tras un breve saludo, el Dr. Johnson se lanzó a los estantes y comenzó en silencio a leer los lomos de los volúmenes allí dispuestos.
            -Doctor Johnson –dijo Cambridge-, parece extraño que alguien tenga tal deseo de mirar los lomos de los libros.
            - Señor, la razón es muy simple –dijo Johnson-. El conocimiento es de dos tipos. O conocemos una materia por nosotros mismos o sabemos dónde encontrar información sobre ella.



“La Red nos ofrece un acceso instantáneo a una biblioteca son precedentes. Lo que la Red disminuye (esperemos que no anule) es el primer tipo de conocimiento al que aludía Johnson: la capacidad de conocer en profundidad una materia por nosotros mismos” (Nicholas Carr).



Bibliografía.
1. Ventola L. Social media and Health Care Profesionals. P&T. 2014; 39 (7):491-520.
2. Carr N. Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?. 4ª Edición. Barcelona, 2016. Ediciones Taurus; 2016.
3. De Martino I, D´Apolito R, McLawhorn AS, Fehring KA, Sculco PK, Gasparini G. Social media for patients: benefits and drawbacks. Curr Rev Musculoskelet. 2017; 10:141-45.
4. Smailhodzic E, Hooijsma W, Boonstra A, Langley DJ. Social media use in healthcare: A systematic review of effects on patients and on their relationship with haealthcare professionals. BMC Health Services Research. 2016; 16:442.
5. Cheretien KC, Kind T. Social media and clinical care: ethical, profesional and social implications. Circulation 2013; 127(3);1413-21.



1 comentario:

  1. La facilidad que el entorno actual nos da para poder acceder a todo tipo de información incluyendo información sanitaria debería de ser tratado como algo positivo que permitira aumentar la confianza entre el paciente y el usuario, pero quizas como en todos los ámbitos un mal uso de dicha información o simplemente el no cuestionarnos la veracidad de la información si puede ser un problema en la relación entre los pacientes y los profesionales sanitarios. Aunque realmente creo que todo ello depende del tipo de paciente y a pesar de ello, el tener disponible información sanitaria creo que es una ventaja y una oportunidad que como tal debería de ser gestionada tanto por el usuario como por los profesionales sanitarios

    ResponderEliminar