El principal objetivo de la asistencia sanitaria
pública es proporcionar al ciudadano los servicios que mejor preserven o
restauren su estado de salud, todo ello en el
nivel asistencial adecuado y de la manera más eficiente posible. En los
últimos tiempos, estamos asistiendo a profundos cambios en el desarrollo de la
atención sanitaria en general y hospitalaria en particular. En el ámbito de la
Atención Especializada, la necesidad de hacer una medicina eficiente y de
calidad, se contrapone a una alta proporción de ingresos, estancias inadecuadas
y abultadas lista de espera. Esto se combina –y se retroalimenta- con unas
consultas externas masificadas, que limitan, retardan –y en ocasiones impiden-
el acceso del ciudadano a la Atención Especializada haciéndola por tanto,
ineficiente.
La consulta externa, aunque no es una actividad vinculada
explícitamente al concepto mismo de hospital, constituye una prestación muy
arraigada en el ámbito de la Atención Especializada y va a determinar en gran
medida, la calidad y eficacia de misma. Y esto es así por varias razones:
- Las formas habituales de
acceso al hospital son el área de urgencias y, precisamente, la consulta
externa. Un problema relevante, dentro del sistema sanitario público, es el
elevado número de pacientes que demandan atención especializada.
- La consulta externa, además,
permite el acceso a la tecnología propia del hospital sin necesidad de recurrir
al ingreso.
- También, en su gran mayoría,
las consultas externas de Atención Especializada basan gran parte de su
actividad en la revisión de pacientes ya ingresados previamente –en el caso
concreto de la Cirugía Digestiva, muchos de ellos con patología oncológica-. De
hecho, más del 60% del total de consultas externas en Atención Especializada se
dedican a la revisión de pacientes.
- Suponen también la atención
de determinados procesos, en ocasiones poco prevalentes, pero que van a
requerir una alta especialización.
- Pero es que además, la
consulta externa puede erigirse en una verdadera alternativa a la
hospitalización, ya sea de forma total –consulta externa, en lugar de ingreso
hospitalario- o parcial, al disminuir la estancia hospitalaria, por medio de
consultas antes o después de la hospitalización. No obstante, hemos de tener en
cuenta que la tendencia a la atención ambulatoria de los procesos en detrimento
de la hospitalización conlleva también un aumento de la actividad en consultas.
- Además, en las consultas
ambulatorias de segundo nivel (las de los tradicionales Centros Periféricos de
Especialidades) se atiende a pacientes que aquejan procesos asistenciales
frecuentes que, con tasas de derivación variables, acaban en las consultas
externas hospitalarias.
Este gran volumen asistencial, desborda la capacidad de
gestión de citas en consulta externa de la mayoría de los servicios
hospitalarios, lo que se traduce en tiempos excesivamente prolongados tanto por
lo que se refiere a los procedimientos diagnósticos, incluyendo las pruebas
complementarias solicitadas tras la valoración clínica del paciente, como
terapéuticos, retrasándolos, en muchas ocasiones, de forma poco adecuada.
Una respuesta ineficaz a la demanda asistencial generada
o modulada por las consultas externas en Atención Especializada, además de
alterar sensiblemente el principio de equidad en el acceso de prestaciones que
inspira nuestro sistema sanitario, va a suponer retrasos en la atención clínica
o en la comunicación de un diagnóstico, siendo una de las principales causas de
insatisfacción para los ciudadanos y afectando también, de forma muy negativa a
los profesionales sanitarios. Ambos, ciudadanos y profesionales, serían
beneficiados por una gestión eficiente u optimizada de las consultas externas.
Frente a este panorama, existe por tanto, la necesidad de
desarrollar un programa de gestión de lista de espera para consultas
especializadas que permita optimizar este fenómeno.
La gestión eficiente de las consultas de atención
especializada ha sido objeto, en nuestro país, de algunas experiencias
innovadoras. Así, a finales de la década de los ochenta, algunos autores
propusieron una consulta de medicina interna que actuase como filtro a las derivaciones procedentes de Atención Primaria, consiguiendo
la resolución, en la primera visita, de más del 40% de los problemas clínicos
remitidos.
También se han realizado experiencias de comunicación
inter-niveles (atención primaria - atención especializada) tratando aumentar el
flujo de conocimiento entre ambos, intentando obtener así una relación
profesional más directa y a la vez, una solución más rápida. Todo ello
redundaría en una mayor flexibilización y permeabilización del sistema y un
mejor aprovechamiento de los recursos.
Ya en el presente siglo, algunos autores propugnaron un
sistema de consultas de “alta resolución” o consultas de acto único en el que
los pacientes son objeto en el mismo día,
de valoración clínica en consultas, realización de las pruebas complementarias necesarias y revisión y valoración del
resultado de las mismas.
Parar finalizar, un aspecto importante, a tener en cuenta
y con gran proyección de futuro, es la utilización de los medios de
comunicación y telemáticos, cada vez más desarrollados (videoconferencia,
mensajes instantáneos, correo electrónico…) para resolver problemas, cuestiones
o inquietudes clínicas de los pacientes, sin necesidad de acudir a consultas.
El problema, la alta demanda a Consultas Externas, está ahí. La solución no es fácil y quizás tengan que plantearse soluciones que tengan un poco de todo lo que has dicho en los últimos párrafos.
ResponderEliminarEstaría bien tener un buen filtro de entrado, creo que este debe ejercerlo el médico de Atención Primaria (AP), sin que tenga que hacerlo el internista, como se planteó a principios de los 80, pero para ello debe tener claros los criterios de derivación, criterios que tienen muchas lagunas y generan dudas frecuentemente entre los profesionales de los distintos niveles.
Una vez derivado, la gestión actual tendente a la Alta Resolución y al Acto Único es muy positiva aumentando en un alto grado la satisfacción de los pacientes, sobretodo en aquellos que viven en zonas rurales aisladas por los desplazamientos que se ahorran hasta el Hospital.
Y si nos basamos en esto último, hay que aprovechar las nuevas tecnologías, el desarrollo de internet y, porque no, plantearse atención on-line (correo electrónico, video conferencia...) algo que los ciudadanos ven como algo muy positivo, sobretodo los más jóvenes.
En conclusión, hay que fomentar la comunicación entre los profesionales de los distintos niveles asistenciales aprovechando las nuevas tecnología, que se establezcan criterios claros de derivación, que los Procesos Asistenciales queden claros y los aplique todo el mundo sin que queden en un libro o colgados en la red. Al mismo tiempo hay que aprovechar el cambio de perfil que está sufriendo el paciente, de más pasivo a más activo, y darle participación a través de la nuevas tecnologías.
Muy acertado lo que escribes.
Muy ameno e interesante el post compañero Ángel, querría hacer una indicación en el punto en el que mencionas la necesidad de desarrollar un programa de gestión de lista de espera (en adelante LE) para consultas especializadas que permita optimizar este fenómeno. Si se llegara a implantar dicho programa, habría que intentar no caer en los errores que se cometen en la gestión de LE, sería adecuado aplicar una estrategia de actuación frente a las LE, como, por ejemplo, la mejora en la gestión administrativa de los tiempos de demora.
ResponderEliminarDiversos estudios publicados señalan que la realización de depuraciones administrativas de la LE demuestra que se encuentran en lista de espera pacientes ya intervenidos, pacientes que ya no desean operarse o incluso personas ya fallecidas.
Son, pues, importantes las depuraciones administrativas frecuentes, las llamadas de confirmación de la cita y las auditorías de las listas para comprobar que persiste la indicación. Estas actuaciones, además de tener un efecto real sobre la reducción de las LE, contribuyen a tener una información veraz sobre los pacientes que realmente esperan a ser llamados. Además, a más tiempo de espera más eficaces se revelan estas medidas. Existen experiencias que muestran la eficacia de la introducción de mejoras en la gestión de la lista.
La aplicación de herramientas de mejora en la gestión administrativa de la LE es un elemento a considerar en las estrategias de abordaje dirigidas a disminuir la demanda.
Todo lo anterior, claro está, unido a otras estrategias que habría que estudiar para que, efectivamente, llegara a buen puerto el programa de gestión de LE para consultas especializadas que se propone.