Desde
hace ya tiempo, ronda por mi cabeza qué está en mi mano para
mejorar la gestión asistencial y al mismo tiempo posicionar a mi
colectivo, el de la enfermería, donde se merece. Ya que la
experiencia bloguera llega a su fin (al menos la parte
obligatoriamente académica) me gustaría poner mi granito de arena
en esta “lucha” por la in-Visibilidad.
Si
miramos hacia atrás, la enfermera ha pasado de ser Practicante, a
Ayudante Técnico Sanitario (ATS), a Diplomado Universitario de
Enfermería y a Grado en Enfermería. Cada paso con una mayor
formación y profesionalización pero con ausencia de reconocimiento
y un desconocimiento social.
Recuerdo
en uno de mis primeros trabajos de Enfermera de Empresa, cuando la
administrativo que trabajaba en mi equipo me pregunta: - ¿y tú que
estudiaste?- y yo muy orgullosa le digo: -¡Enfermería!- Cuál fue
mi asombro que me pregunta: -¿pero eso se estudia?¿es carrera
universitaria?- “Ojiplática” es poco...Pues sí, fue la primera
bofetada de realidad. La enfermería es desconocida por la sociedad
en general. Siempre a la sombra de los médicos, a no ser que hayas
pasado por un hospital con un proceso más o menos largo, tú o un
familiar muy allegado. Entonces sí sabes de lo que hablo, ¡¡sabes
qué es la enfermería!!
Gracias
a Dios esto va cambiando poco a poco. Pero aún nos queda mucho,
muchísimo. Nosotros como colectivo somos nuestros peores enemigos.
Sin ir más lejos, hace un par de semanas en el Congreso Nacional de
Enfermería en Cirugía (Seecir), hablábamos sobre el tema. Todos
coincidíamos en lo mismo: “el problema es nuestro” No asumimos
nuestras propias capacidades, nos escondemos, nos asustamos, nos
falta seguridad. No es cuestión de una “mano negra” que nos
empuja hacia las profundidades, ese “fantasma” que no existe-
como decía José Luis Gutiérrez Sequera en su exposición sobre “El
Camaleón que Quiso Ser Visible” hablando de la visualización de
enfermería en la sociedad. Somos nosotros mismos los que debemos
tomar conciencia de lo que somos, lo que aportamos y darnos valor.
Algo
que saqué en claro en este mismo congreso -he de decir que muy
enriquecedor en muchos aspectos- es que vamos por buen camino. Desde
la publicación de las especialidades de enfermería, la acreditación
de competencias avanzadas (en camino), la enfermería de prácticas
avanzadas...todo junto nos va generando una legitimidad, y porqué
no, autoconfianza que nos habilita a “estar” presentes allí
donde debemos estar para ser escuchados.
Seremos
realmente visibles desde el liderazgo clínico, liderando los
cuidados. Nuestra visibilidad vendrá por el reconocimiento interno,
haciendo lo que mejor sabemos hacer: Cuidar. Esto queda patente
cuando alguien famoso padece una enfermedad con alta necesidad de
cuidados, donde la enfermería sí es realmente visible. Casos como
los de Pau Donés con su “Carta
de Pau Donés a la enfemería” o el artículo de Carles
Capdevila “Cada
Noche es el día mundial de la enfermería”, hacen esa labor de
publicidad que nos hace un poquito menos in-Visibles en la sociedad.
¡¡¡Ese es el camino!!! Ya sólo queda creérnoslo.
La
enfermería tiene mucho que decir. Somos parte imprescindible de un
equipo que queda cojo sin nuestro trabajo, siempre en pro del
paciente. Debemos ser los primeros en asumirlo y ejercer ese lugar
dentro del equipo, de igual a igual como cualquier otro colega que
aporta de su campo. Es nuestro deber como enfermeros, aportar lo
máximo de cada uno de nosotros porque el paciente se lo merece, y es
nuestro leitmotiv. Como
colectivo estamos obligados.
Hay
una frase de Alejandro Magno que a mi parecer lo resume muy bien:
“Recuerda
que de la conducta de cada uno depende el destino de todos”
Y
aquí va mi granito de arena...
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