Como la guitarra al cante,
la microgestión a la gestión.
La gestión comienza por el
profesional de base, asignando recursos sanitarios a la hora de la práctica
clínica, esto puede llamarse microgestión. Los cargos intermedios u otros
cargos de rango superior, pueden marcar directrices, pautas, pero finalmente
quien desarrolla los protocolos, quien está en contacto con el paciente, quien
maneja los recursos es el profesional asistencial.
Un buen profesional, debe
ser el mejor recurso del que disponen los cargos superiores, es quien le va a
proporcionar información real sobre el estado actual del servicio o del área.
La gestión es un proceso de feedback, siendo el profesional que atiende junto
con el paciente, los mejores “sensores” del estado real.
Bajo mi punto de vista, el
manejo de recursos humanos es la parte más complicada para un gestor. El punto
de partida sería conocer al profesional con el que trabajas, conocer sus puntos
fuertes, sus puntos débiles y a partir de ahí, conseguir transmitirle la
importancia que tiene su labor como “microgestor”, de lo importante que es su
labor para una atención de calidad y seguridad al paciente, así como para el
buen funcionamiento de la empresa.
Son muchas las tareas que el
profesional sanitario realiza y que forman parte de esta microgestión, a modo
de resumen creo que se pueden encuadrar en tres grandes grupos, aunque seguro
podéis proponer otras clasificaciones:
- Tareas de mantenimiento autónomo del área: nos proporcionarán información sobre el estado de los recursos materiales de los que disponemos (por ej. equipos electromédicos, fungibles, medicación), detectando incidencias de no conformidad (mal funcionamiento, caducidades…) a tiempo, antes de la atención al paciente, evitando así demoras en la atención, o situaciones que puedan alterar la seguridad y la calidad de ésta atención.
- Cumplimiento de protocolos y procedimientos de atención clínica: periódicamente es recomendable revisar los procedimientos, es posible que la realidad asistencial haya cambiado a cuando se elaboró un determinado protocolo, siendo necesario modificar los circuitos. Si partimos de la premisa que la elaboración de un procedimiento implica manejo eficiente de los recursos, cumplir con ello ayuda a una buena gestión.
- Formación continuada: derivado de los dos puntos anteriores, es necesario que el profesional informe de incidencias de no conformidad en su tareas diarias para poder orientar los recursos de forma eficiente y darle la formación necesaria en el casos de la implantación, o cambio, el los procedimientos. Además hay tareas que sin ser nuevas requieren de reciclajes periódicos para mantener los conocimientos actualizados (un ejemplo serían los cursos anuales de Soporte Vital). El profesional participará manifestando las necesidades formativas relacionadas con su puesto de trabajo. Podemos incluso aprovechar a los profesionales más veteranos para dar formación a los de nueva incorporación.
Si ponemos esto en
conocimiento del profesional, consiguiendo que se implique en estas tareas,
siendo consciente y creyéndose lo importante que es esto para la atención que
recibe el paciente, le estará facilitando, y mucho, el trabajo al gestor.
La gestión es un proceso
recíproco entre gestor y profesional sanitario (sin querer decir con esto que
el gestor no sea también un profesional), en el que el uno no es nada sin el
otro (igual que cuando Paco de Lucía acompañaba a Camarón de la Isla). Si
importante es el profesional (por ser los ojos del gestor), importante es el
gestor (por darle esta visión al profesional).
JOSEDA
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