sábado, 4 de marzo de 2017

Profesionalización y gestión sanitaria: la realidad y el deseo

Desde hace ya más de 25 años, viene siendo habitual la preocupación por la profesionalización de los gestores sanitarios y su papel en la gestión de las organizaciones sanitarias. Sin embargo, tenemos que aceptar  que ha sido la crisis económica actual la que ha acentuado el interés por conocer el perfil de los gestores sanitarios. Se trata de saber quién dirige las organizaciones sanitarias, tanto públicas como privadas, en el entorno nacional.


En la profesionalización de la función directiva “Profesionalización” podría definirse como el proceso por el que se mejoran las habilidades de una persona para hacerla competitiva en su profesión u oficio y por el que cualquier ocupación se convierte en una verdadera profesión con la mayor integridad y competencia.







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Asimismo, se puede indicar que un buen directivo es aquel que posee los conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes pertinentes, y que, además, logra resultados a través de sus colaboradores, en condiciones de eficiencia y se siente satisfecho y reconocido. Es evidente que no basta con que sean buenos técnicos, ejecutores o gestores, que lo han de ser, sino que también han de saber gobernar sensu stricto, servir, diseñar y dirigir proyectos y programas, trabajar por presupuestos, usar el control económico-financiero, manejar indicadores asistenciales y económicos, evaluar las políticas públicas y de las empresas, negociar, elegir socios, dirigir la comunicación, etc.

En 2013, según el Informe SEDISA sobre profesionalización.pdf, siete de cada 10 directivos de la salud cree que la selección del directivo sanitario depende de su afinidad política en mayor medida que de su experiencia en gestión, gerencial y/ o clínica, y solo el 53% afirma haber dedicado tiempo a la formación en habilidades directivas durante el último año (siendo entre 0 y el 15% el tiempo dedicado a formación a lo largo de un año) y más del 44% hace más de cinco años que no se ha formado en esta área.

En este sentido, en un momento en el que la eficiencia del Sistema Nacional de Salud es primordial para su sostenibilidad, en pro de poder ofrecer una atención sanitaria de calidad, conseguir resultados en rendimiento, productividad, calidad, costes, eficacia, eficiencia y competitividad -algo que es posible obtener mediante una formación adecuada- son objetivos irrenunciables en la dirección y gestión sanitaria.

El perfil de directivo debe establecerse como el de un profesional de la gestión y no como un cargo político, con una selección basada en el explícito diseño del puesto de trabajo, estando sometido a una evaluación objetiva basada en resultados asistenciales, económicos, de participación profesional y de liderazgo social, dentro de un código de buena gestión directiva. En la actualidad, aunque la situación ha mejorado, este factor de afinidad política sigue siendo muy influyente tanto en los nombramientos como en los ceses que, con frecuencia, no se deben a una evaluación objetiva de resultados.

Junto a la profesionalización, es prioritaria la transparencia como un valor fundamental tanto en el nombramiento de los directivos como en el establecimiento de sus objetivos, el desarrollo de su plan de gestión, la monitorización de resultados e indicadores y la evaluación periódica del mismo.

Me gustaría cerrar esta entrada con los siete retos sanitarios prioritarios en gestión sanitaria para continuar progresando en la profesionalización de la función directiva definidos en el marco de las cinco líneas temáticas del 20 Congreso Nacional de Hospitales y Gestión Sanitaria (Sevilla, 29-31 de marzo de 2017):
1. Construir el enfoque estratégico de la sistematización de la profesionalización de la gestión, de forma que éste se pueda aplicar en cualquier sistema o modelo sanitario, independientemente del partido político que gobierne
2. Desarrollo normativo para que la profesionalización vaya más allá de la mera declaración de intenciones, desde un punto de vista global y estratégico, enmarcado en cada sistema sanitario autonómico
3. Este sistema profesionalizado priorizará, entre otras medidas, la despolitización de nombramientos y ceses, la publicidad y transparencia en la selección de cargos directivos y la evaluación por resultados y cumplimiento de objetivos
4. Crear un sistema que acredite objetivamente la experiencia y formación profesional para acceder a puestos directivos y establezca el mapa de competencias
5. En el marco de la profesionalización de los directivos se deben establecer las claves del buen gobierno de las instituciones sanitarias, cuyos principios fundamentales son: la participación, la transparencia, la respuesta a las necesidades y expectativas de los pacientes y de los ciudadanos, la prestación del servicio con calidad, seguridad y la correcta gestión de los recursos (humanos, materiales y económico-financieros)
6. Elevar a Pacto Político la necesidad y el compromiso con la profesionalización de los directivos de la salud
7. Transmitir a los pacientes y a la población general el valor de la gestión sanitaria realizada por directivos profesionalizados.


En definitiva, se debería fomentar la meritocracia, la diferenciación profesional, el pago de retribuciones variables por consecución de objetivos, así como la puesta en marcha de procedimientos ágiles de contratación de profesionales y de provisión de jefaturas. A este respecto, del mismo modo que no se deben nombrar cargos de forma 'politizada', no se deberían sustituir aquellos cargos que han demostrado una gran profesionalidad en la gestión, despolitizando los nombramientos.

1 comentario:

  1. Hace unos días el director-gerente del Distrito Sanitario Nordeste de Granada, José Antonio Reche, recibía un homenaje por su jubilación. En la entrada del restaurante donde se celebraba el mismo, el protagonista del evento apenas podía articular palabra; presumía que la emoción le embargaba: los años, el tiempo, compañeros... Pero no. Le pregunté qué le pasaba y me respondió: "No esperaba a tantísima gente, sólo a un grupo reducido". Aquella tarde fueron más de doscientos los profesionales que decidieron acudir a la llamada para despedir a otro profesional. En los postres, Reche tomó la palabra y, con un tono contenido y tímido, dijo que se sentía abrumado, que defendía la sanidad pública, a tu tierra (la zona norte de la provincia) y daba gracias a su partido político porque, añadió, "todos y todas sabéis mi significación y filiación". La política es el arte de mejorar las condiciones de vida de la gente, pero los políticos nos hemos encargado, en muchos casos y a lo largo de los años, de complicarsela. De cargarnos la mayúscula "P" de palabra. Estoy seguro, visto el cariño que recibió este compañero, de que fue un buen gestor y un buen político.

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