martes, 14 de marzo de 2017

Miedo en las redes sociales


Es curioso, pero en los últimos días en diferentes medios he leído la palabra miedo refiriéndose a las redes sociales, Internet, o “sobre-exposición” a la información y opinión pública.
Es algo que más de una vez he debatido en reuniones de amigos o trabajo, donde te cuestionas si puede ser positivo o negativo el uso de las nuevas tecnologías en el sector salud, tanto para aplicación con pacientes como en el aspecto laboral.
Evidentemente el abanico es muy amplio, ¡no iba a ser tan fácil!.
Desde mi humilde opinión, las redes sociales son una ventaja a explotar. Por ejemplo, no llevo mucho tiempo conectada a twitter pero ha sido un descubrimiento para mí, una revelación, un nuevo mundo donde la información fluye. ¡Es un ente vivo!

Ya no existe el aburrimiento, siempre hay noticias nuevas, artículos interesantes, opiniones, discusiones...lo que te apetezca en todo momento, y lo más importante, es una herramienta esencial de aprendizaje y conocimiento”. Esto está sacado literalmente del artículo de Miguel Ángel Mañez del Diario Médico: ¿Dos punto miedo? Para quién no lo conozca, Miguel Ángel es Director de RRHH del Hospital de Fuenlabrada. Me he vuelto fiel seguidora suya en el último año, he de confesarlo, y lo descubrí gracias a Twitter.
En su entrada explica de forma muy clara los pros y contras, y de nuevo me veo totalmente identificada. Dentro de los aspectos positivos que expone del uso de esta red social están las conexiones que se generan. Te explica cómo desde que está “enganchado” ha aprendido tanto de diabetes, de atención primaria, de geriatría, de investigación, de cuidados enfermeros, de recursos humanos, dbig data o de innovación... ¡ahí es nada! Realmente es un espacio colaborativo, donde exponemos cada cual lo que conocemos o encontramos interesante y que puede enriquecer a los demás.
Después está la posibilidad de conversación, de generar debate, análisis de artículos, ideas...y de forma instantánea, !me parece simplemente genial¡
Y claro, tanta ventaja tiene que tener algún inconveniente: “alto nivel de exposición, el riesgo de medir mal las palabras, o la facilidad para conocer la vida privada de cualquier usuario”. Ahí estoy totalmente de acuerdo; muestras tus pensamientos y opiniones, y se puede volver en tu contra si en un momento dado estás desafortunado.

Todo esto es hablando desde la posible influencia en el ámbito laboral, pero ¿y desde la perspectiva del paciente? ¿serían útiles las redes sociales o aplicar las nuevas tecnologías? Rotundamente sí. Queramos o no, cuando un paciente recibe un diagnóstico, lo primero que instintivamente hace es buscar más información, opiniones, casos similares, en definitiva más orientación de la que en un momento dado se le ha facilitado y no termina de saciarle. Con respecto a esto, leí hace unos días una entrada en el blog SobreviviRRHHé, en la que el autor exponía algo que me pareció realmente sensato: ¿Y si recetáramos links en lugar de meter miedo a los pacientes? Tan sencillo como eso, orientar en la búsqueda de información. Queramos o no, es algo a la orden del día, y hay información en la red de todo tipo que sí que puede confundir e incluso alarmar a los pacientes. Me parece una idea genial la de explicar dónde localizar información fiable y de calidad y no “meter miedo” en el cuerpo a “caer en las garras del temible doctor Google”. Si como bien dice el autor, recetamos links, nos aseguramos que la información que llegue sea de calidad.


Sois vosotros, mejor que nadie, quienes podéis ayudar a vuestros pacientes a complementar (que no sustituir) la información que les habéis dado y ponerse en contacto con otros pacientes que ya han vivido la misma situación”.



Esto a mi parecer, crea un nuevo reto, una nueva perspectiva en el trato y tratamiento del paciente donde nosotros los profesionales nos tenemos que poner las pilas para estar a la altura, para estar al día.
Si en los tiempos que corren no estás en las redes sociales, no pasa nada, claro está, pero te pierdes un mundo lleno de información, que te enriquece y aporta diferentes puntos de vista, que cambia de forma vertiginosa. En resumen, pierdes oportunidad de desarrollo, pero ¿y lo que pueden perder tus pacientes?


1 comentario:

  1. Sin duda se trata de un tema apasionante. Sin embargo, que no nos pierda la euforia. Aún a riesgo de ser agorero (es decir, retrógrado), a veces, es mejor no confundir el "miedo" con el análisis prudente. Es indudable que las redes sociales son beneficiosas, muy beneficiosas... pero esto no debe limitarnos una valoración crítica y potencialmente perjudicial. Es sociológicamente difícil de negar que un paciente oncológico, por ejemplo, puede verse desbordado por tanta información, a veces sobrepasado, de angustia o incertidumbre. En ello influirán miles de factores, desde su entorno familiar y social, hasta aspectos como su edad, hábitos de lectura o profesión. Por ello, quizá debamos ser prudentes. El punto clave, como dices, es "recetar un link"... pero, creo, la mayoría de las búsquedas no son "recetadas"... igual un control o "acreditación" fácil de identificar, bien señalizada y publicitada de los sitios web que cumplan criterios de calidad sanitaria y honestidad científica sería una opción por la que apostar en el futuro.

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