martes, 7 de febrero de 2017

Coordinadores de cuidados al borde de un ataque de nervios…


Pues sí, es así! Pura y llanamente…
Desde que comencé mi andadura en esto de la gestión de cuidados hace tan sólo dos años, el sentir de cada uno de mis días es estar al borde del precipicio, entre la espada y la pared, en resumen: ¡¡¡al borde de un ataque de nervios!!!
No lo puedo negar, soy de esencia nerviosa, pero esto del “efecto sándwich” pasa factura a todo hijo de vecino. Siempre en medio de todo conflicto: médicos-enfermeros, enfermeros-pacientes, enfermeros- auxiliares-celadores, enfermeros-dirección de enfermería...y ¡con una sonrisa! “Coordinadores de conflictos”, sería más acertado…
Volviendo a la realidad y dejando de lado la ironía, está claro que nuestro día a día como gestores requiere de unas habilidades muy alejadas de las que inicialmente nos enseñaron en nuestra época de estudiantes universitarios.

No hablo de aspectos asistenciales (que también) sino de aquellas habilidades necesarias para gestionar personas y equipos, y por ende conflictos. Todo depende del paradigma en el que queramos basarnos.
Hace unos días leí una entrada de un blog que me hizo recapacitar: “Gerencia de la Felicidad: Un nuevo paradigma en Relaciones Humanas”. Como no podía ser de otra forma nos habla de liderazgo, participación, conciliación, y sentido del trabajo pero desde una perspectiva algo diferente:innovar liderando el talento para generar una experiencia de trabajo maravillosa” Es un pasito más a la motivación. Implicación del equipo en grado máximo.

Me sentí totalmente identificada. Resume en una entrada lo que podría llamarse coloquialmente “gestión con buenrollismo”. Me hizo recordar mis inicios como enfermera en la UCI, cuando todas las horas de trabajo eran pocas. Nunca me cansaba, sedienta de aprender. Y ahí estaba mi supervisor (como se llamaba antes…) siempre agradable, a la escucha e implicado con mis problemas. Sí! Era así! Lo juro! Fue una figura que me marcó el resto de mi trayectoria profesional, y cuando posteriormente me ofrecieron unirme al “lado oscuro” de la gestión, intenté seguir su modelo.

He de reconocer que en la primera unidad donde lo puse en práctica fallé estrepitosamente. Por falta de experiencia o por falta de medios, aún no lo tengo claro, pero sin el efecto deseado.
Este fracaso no me hizo desistir. Creo firmemente que es la línea a seguir. Ahora contraataco porque he dado con el caldo de cultivo idóneo: un grupo cohesionado y motivado. ¡Me lo están poniendo en bandeja! Me recuerda enormemente al de mis inicios, pero mi rol ahora es distinto. El momento temporal y económico no se le acerca ni de lejos: antes éramos ricos y nadábamos en la abundancia. Y no lo vamos a negar, eso ayuda ¡y mucho! Como dice el refrán: “las penas con pan son menos”.

Es un reto, no cabe duda. Es el momento de aplicar lo aprendido y seguir formándome en ese camino que veo claro: la gestión de equipos y la gestión de personas desde una perspectiva muy particular, “La gerencia de la Felicidad”





2 comentarios:

  1. Pues si, no es fácil estar en medio, aunque viéndolo de forma positiva lo del medio es la parte esencial del sándwich.
    Creo que no todos los profesionales de base servirían para ser cargo intermedio, ni todo alto cargo tampoco. Pero esta lucha contracorriente que liberamos día a día es la que nos hace crecer y se convierte en caldo de cultivo para formar a grandes líderes, creo que sería la mejor recompensa de nuestro trabajo conseguir ser un LIDER.
    Como dices tienen que darse las condiciones idóneas.

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